-Buenos días Mengano.
-Buenos días Zutano.
-¿Qué tal tu hermano?
-¿Quién, Vitoriano?
-Sí, el paisano.
-Bien, ahora tiene vacaciones de verano.
-Me alegro. Adiós Mengano.
-Adiós Zutano.-Me voy hacia Urano.
-¿Cómo harás eso, Mariano?
-Con el cohete hecho por mi mano.
-¿Pero te vas con tu hermano?
-No, me voy solo como un gitano.
-¿Crees que será sano?
-Si no lo es que me quede huérfano.
-Pues hale, te veré en verano.
-Vale, dile a papá que no se quede anciano.
-¡Buena suerte Mariano!1. Si había ido a visitar otros planetas y no se bajaba al primero que viera, sería de tontos.
2. Se estaba cansando de dar pedales.
3. Y sobre todo, porque mientras pensaba esto se estaba comiendo el último bocado de las provisiones de comida.El niño, cuando dejó de reírse, le gritó:
-¡Que te mojas!
Cuando Mariano consiguió salir del lago le dijo:
-¿De dónde vienes?
-De un planeta muy lejano.
-Ya, seguro que es de Villafuente de abajo.
-Que no, que vengo de Almatiano.
-¿Y eso qué es? ¿Una discoteca nueva?
-Como ya te he dicho es un planeta muy lejano.
-Aaaah. O sea que eres un extraterrestre.
-Sí. Y tú eres un humano.
-Claro, tío.
-No soy tu tío, eso es si tu padre tiene un hermano.
-¿Y entonces tú que eres para mí?
-Un amigo, pero no un hermano.
-Vale ¿Quieres venir a mi casa como un amigo?
-Te contesto de antemano.
-¿Si?
-¡Te sigo, humano!
Por el camino el niño le dijo:
-Por cierto, amigo extraterrestre, no me llames humano, porque me llamo Juan.
-Vale. Yo me llamo Mariano. Ya no te volveré a llamar humano si tú no me llamas amigo marciano.
-Hecho.
Después de darse la mano, Mariano dijo:
-¡Qué guay, ahora son amigos un almatianense y un humano!
Juan estaba contento porque tenía un nuevo amigo pero se estaba cansando de que Mariano siempre hablaba acabando en -ano y decidió decírselo mientras merendaban, le dijo así:
-Oye Mariano, ¿siempre hablas de esa manera?
-¿De qué manera, Juan, mi amigo pero no hermano?
-Siempre acabando en -ano.
-Pues desde pequeño me enseñan a hablar así, como cualquier anciano, como mi hermano, como mi tío el aldeano, como mi padre el artesano y como cualquiera que haya nacido en Almatiano.
-¿Y no sabes hablar de otra manera?
-No, amigo valenciano.
-¡Ves! Me pone de los nervios.
-Vale, lo siento cristiano.
-Pfffff. No lo soporto más.
-Pues si quieres no vuelvo a abrir la boca, como un gusano.
-Hombre, tampoco es eso.
-Pues ¿qué hacemos, cara rábano?
-Puedo probar a enseñarte a hablar normal.
-Podemos probar, amigo cercano.
-Vale. A ver, vamos a empezar a decir una sola palabra, aunque sea sin sentido.
-Ábano.
-¡Pero que sea sin acabar en -ano!
-¿Qué palabra digo, tertuliano?
-Di, por ejemplo mi nombre.
-Jjjjjjuuu...¡Ay!, no lo consigo, cara plátano.
-Pero ibas bien, hay que seguir intentándolo. ¿Quieres un vaso de agua?
-Sí, gracias sevillano.
Juan fue rápido a la cocina y cogió dos vasos y una jarra llena de agua. Cuando volvía oyó unos ruidos:
-Jjjjjuuuuuuaaa...
-Venga, venga sigue un poco más.
-Jjjjjjjuuuuuuaaaaaannnnnn. Jjuuaann.¡¡¡JUAN!!!
-¡Bien! ¡Bravo! ¡Lo has conseguido!
-Juan, Juan.
-Ahora mismo hacemos un brindis por tu éxito.
-Por nuestro éxito, querido amigo.
-Y hasta ya consigues decir frases sin -ano.
-Claro, ahora nos vamos de excursión, hacemos un fiestón y comemos pan con jamón.
-¡No empieces ahora con -ón!
-Epa, que era un broma tío.
-No soy tu tío, soy tu amigo humano.
-¿¡Pero no habíamos quedado en que no te podía llamar humano!?
-Me estás empezando a liar.
-Es que estoy muy contento.
Después de merendar y reírse mucho, Mariano le dijo a Juan:
-Lamento tener que decir esto, pero me voy a quedar aquí una semanita y después me iré otra vez a mi planeta.
-A mí también me da pena, pero entiendo que tengas que irte.
-Gracias por entenderme, Juan, pero gracias a ti en Almatiano seré un héroe.
-¿Por qué?
-Porque seré el primero que pise otro planeta aparte de Almatiano. Además seré también el primero que hable sin acabar en -ano.
Cuando pasó la semana, los padres de Juan ayudaron a Mariano a llenar su depósito.
Juan y Mariano se despidieron con un fuerte abrazo.
-Te echaré de menos, Juan.
-Yo a ti también, Mariano.
Al final, cuando Mariano se fue, Juan se quedó mirando el cohete hasta que ya no se veía.
Y así fue como un almateniense y un terrícola se hicieron amigos.
Y al final Mariano se encontró con su hermano en Almatiano, se dieron la mano y vio a su padre, que no estaba anciano.
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